Solo se que mis amigas son todo lo que soy

Uno puede perder todo materialmente hablando, pero mientras tenga una amiga tiene mucho por qué vivir. Una amiga no es sólo una companiera de jodas, una amiga es una hermana de padres distintos a la cual nosotros adoptamos. Es esa persona que dentro de un momento de oscuridad donde suponemos no hay salida, nos enciende una luz. Es aquella con la que después de hablar las cosas malas dejan de serlo, las angustias pasan a ser alegrías, y la tristeza, felicidad. Es la que te entiende sin palabras, que te habla con miradas, que te aconseja no imperativamente, si no que te da su punto de vista para que por lo menos puedas sacar las cosas que te sirven. La que quiere lo mejor para vos. Te acepta errores y equivocaciones por mas que te haya aconsejado lo contrario, sin reprochártelo. Es la de las charlas sin fin, y silencios inexistentes. Son a las que queremos que en un futuro, nuestros hijos llamen tías. Cuando te sientes agobiado por una complicación, sin pensarlo aparece para funcionar como bastón para que el peso sea menor. Cuando estas mal es tu columna. Y cuando estás bien, es ese ser que te muestra que vales, que sos alguien, que sos necesario, que haces falta. Ese ser que sin importar el tiempo que no te haya visto, basta con dos sillas de por medio para sentir que la última vez que te lo encontraste fue ayer. También la que deposita tanta confianza, como para regalarte parte de ella, para contarte cosas que ni con su familia habla, y que te busca como apoyo cuando lo necesita.
La amistad no es una cosa, como parece que lo es en definiciones de diccionarios y enciclopedias, no es un sustantivo, es un sentimiento. Sentimiento acompañado de confianza. Confianza acompañada de cariño. Carinio que nos hace elegirlas: testigos de casamiento, madrinas de nuestros hijos, companieras de llantos. Todo esto es un ida y vuelta sin final, pero con principio. Principio que nosotros y sólo nosotros optamos.